miércoles, 1 de diciembre de 2010

Consejos para trabajos de magia

Por medio de la magia vamos a mejorar nuestras capacidades mentales y vamos a reaccionar favorablemente a las situaciones y personas que tenemos delante.

Con los rituales de magia no se influye directamente sobre nuestro entorno, sino cambiamos nuestras percepciones y reacciones al entrono.

Hay algunas leyes que rigen la magia: Son las de la "similitud" y la del "contagio". La similitud usa los símbolos. Los símbolos están presentes en toda nuestra vida cotidiana. Un ejemplo son las señales de tráfico. La magia usa también símbolos que nuestro celebro sabe entender, si no racionalmente, inconcientemente. Por ejemplo: corazón- amor, tijeras-cortar con algo, cordones-atar a alguien…

La ley de contagio se refiere lo que hacemos con un objeto que pertenece o se ha hecho para una persona, sucede a esta persona. Un ejemplo son las muñecas que se usa en la práctica del Vudú.

Para que funcione la magia:

Es importante de dar algo en cambio a lo que se recibe por la magia. La ofrenda puede ser en forma de dinero, de tiempo, etc. Hay que devolver algo a la sociedad y así equilibrar el universo. Se puede dar una ofrenda antes de conseguir el propósito, cuando se hace el trabajo.
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No se debe efectuar un ritual para saber si funciona. Hay que tener absoluta fe en que el trabajo funcionará. Este es importantissimo para nuestro celebro. Tenemos que creer en nuestras capacidades. Solo usamos una pequeña parte de nuestro celebro. No se sabe muy bien para que sirva la otra parte. Pero hay capacidades mentales que no se han explicado cientificamente. Con la fe se pueden conseguir los propósitos más difíciles.

Hay que efectuar los rituales a solas, sin la presencias de otras personas, sin el peligro de ser interrumpida (teléfono). Por este se elija normalmente la noche porque hay más tranquilidad y nos podemos concentrar mejor. Lo mejor es hacer los trabajos al aire libre.

No se tiene que tener prisa, la magia necesita su tiempo.

Antes de empezar se debe tomar una ducha con un lavado de cabello u otro ritual de limpieza. Hay que estar limpio de cuerpo y de mente. Lo mejor es llevar ropa suelta de color blanco y estar descalzo. El cabello tiene que estar suelto.

Para las máximas capacidades intelectuales no se debe hacer un trabajo cuando uno esta cansado o después de comer, después de discusiones o cuando hay otro estado de ansiedad. Hay que estar totalmente relajado y concentrado.

Hay que tener el propósito claro. No se debe hacer un ritual por una emoción momentánea como una pelea. Hay que reflexionar muy bien sobre las ventajas y desventagas que puede significar conseguir el propósito.

Hay que aprender a relajar el cuerpo. Lo mejor son ejercicios de respiración y de tension de musculatura.

Entrena tu capacidad de visualización. Las visualizaciones de situaciones u objetos afectan directamente al celebro. Cuando hacemos un trabajo es esencial que nos visualizemos lo que vamos a conseguir. Así el celebro actuará correctamente.

El aquelarre

Se creía que las brujas celebraban reuniones nocturnas en las que adoraban al Demonio. Estas reuniones reciben diversos nombres en la época, aunque predominan dos: sabbat y aquelarre. La primera de estas denominaciones es casi con seguridad[22] una referencia antisemita, cuya razón de ser es la analogía entre los ritos y crímenes atribuidos a las brujas y los que según la acusación popular cometían los judíos. La palabra aquelarre, en cambio, procede del euskera aker (macho cabrío) y larre (campo), en referencia al lugar en que se practicaban dichas reuniones.
 
Según se creía, en los aquelarres se realizaban ritos que suponían una inversión sacrílega de los cristianos. Entre ellos estaban, por ejemplo, la recitación del Credo al revés, la consagración de una hostia negra, que podía estar hecha de diferentes sustancias, o la bendición con hisopo negro.[23] Además, casi todos los documentos de la época hacen referencia a opíparos banquetes (con frecuencia también a la antropofagia) y a una gran promiscuidad sexual. Una acusación muy común era la del infanticidio, o los sacrificios humanos en general.
La principal finalidad de los aquelarres era, sin embargo, siempre según lo considerado cierto en la época, la adoración colectiva del Diablo, quien se personaba en las reuniones en forma humana o animal (macho cabrío, gato negro, etc). El ritual que simbolizaba esta adoración consistía generalmente en besar el ano del Diablo (osculum infame). En estas reuniones, el Diablo imponía también supuestamente su marca a las brujas, y les proporcionaba drogas mágicas para realizar sus hechizos.
Se creía que los aquelarres se celebraban en lugares apartados, generalmente en zonas boscosas. Algunos de los más célebres escenarios de aquelarres fueron las cuevas de Zugarramurdi (Navarra) y Las Güixas (cerca de Villanúa, en la provincia de Huesca) en España, el monte Brocken (mencionado en el Fausto de Goethe), en Alemania, Carnac en Francia; el nogal de Benevento y el paso de Tonale, en Italia. Se creía también que algunos aquelarres se celebraban en lugares muy lejanos de la residencia de las supuestas brujas, que debían por tanto hacer uso de sus poderes sobrenaturales para desplazarse volando: por ejemplo, se acusó a algunas brujas del País Vasco francés de asistir a aquelarres en Terranova.
Algunas fechas se consideraban también especialmente propicias para la celebración de aquelarres, aunque varían según las regiones. Una de ellas era la noche del 30 de abril al 1 de mayo, conocida como la noche de Walpurgis.